Extractamos estas reglas del libro Simplicidad de Edward de Bono, adonde se pone de relieve la extrema importancia de valorar y obtener la sencillez, en un mundo que nos empuja todo el tiempo a la extrema complejidad.
Regla 1: Valore en gran medida la sencillez.
Parece algo fácil, pero poca gente se da cuenta del enorme valor que tiene la simplicidad. Generalmente se la considera un mérito de "segunda jerarquía".
Una operación puede ser eficaz, puede ahorrar dinero. Si además puede ser simple, "sería estupendo" - pero sólo si la sencillez no inferfiere con otros valores.
Cuando las cosas se complican mucho, comenzamos a desear la simplicidad. Pero cuando no son demasiado complicadas, raramente tratamos de hacerlas lo más sencillas posible.
La simplicidad no se considera un valor esencial, de primer orden. Si no valoramos altamente la simplicidad es difícil que la obtengamos.
Regla 2: Debemos decidirnos a obtener la simplicidad.
Es necesario estar motivado y determinado para hacer esfuerzos activos para simplificar las cosas.
No es suficiente con apreciar la sencillez cuando se presenta. Debemos simplificar de un modo activo.
La simplicidad no es un lujo accesorio que se añade a otras cosas. La motivación para simplificarproviene de nuestra actitud. La actitud de sencillez debe ser alentada en las organizaciones adonde las personas trabajan,y la simplicidad se diseña.
Es necesario invertir tiempo, energía mental, esfuerzo en diseño y dinero en hacer las cosas lo más sencillas posible. Nos gusta la simplicidad si no nos cuesta dinero, pero generalmente no estamos dispuestos a invertir recursos en hacer las cosas mas sencillas.
Regla 3: Es necesario comprender muy bien adónde radica el problema.
Se requiere ser muy claro acerca de lo que tratamos de hacer. También respecto a los valores, y a los factores que se tienen en cuenta.
Si está buscando comprender un proceso o situación, debe conocerlo a fondo. Si no lo conoce, el resultado de los esfuerzos puede terminar siendo "simplista" en lugar de sencillo. La verdadera simplicidad proviene de la profunda comprensión.
Simplificar antes de comprender es un desperdicio de esfuerzo. Lo que tiene valor es la simplificación después de la comprensión profunda.
Regla 4: Necesitamos diseñar alternativas y posibilidades.
El énfasis está puesto en el diseño.
El análisis juega un rol importantísimo pero al final debemos diseñar el camino a seguir. El proceso de diseño requiere creatividad y pensamiento lateral.
No es un asunto de diseñar "del modo correcto". Tiene que ver con alternativas y posibilidades, y luego con la selección de una de ellas.
Lo primero que viene a la mente generalmente no es lo mejor. Por eso es tan importante seguir pensando y producir muchas posibilidades.
Regla 5: Necesitamos desafiar y descartar los elementos que ya existen
Todo lo que existe debe ser desafiado. Todo debe justificar su continuación.
Los sistemas y operaciones tienen una tendencia natural a volverse más y más complicados. Las cosas que eran necesarias una vez, puede que no se necesiten mas.
Cuando algo no puede ser justificado, entonces tiene que descartarse. Si usted pretender retener algo por una cuestión de tradición, debe ser el fruto de una decisión conciente.
Regla 6: Tenemos que estar siempre preparados para empezar todo de nuevo.
Parece mucho mas fácil y motivador, modificar una operación existente o una estructura para simplificarla.
Sin embargo, a veces es necesario ser capaz de empezar todo desde el principio. Sea claro acerca de sus objetivos, y diseñe un método nuevo ignorando completamente lo que ya existe.
Puede que sea mas difícil, mas costoso y menos fácil de aceptar.
Será necesario mostrar loso beneficios del nuevo sistema sugerido y explicar por qué una simple reforma nunca alcanzará ese nivel de beneficios.
Esta restructuración puede alcanzar a la operación completa o a una parte de ella.
Regla 7: Utilice conceptos
Los conceptos son el modo en que el cerebro humano simplifica el mundo.
Si no emplea conceptos, es que está trabajando con los detalles. Es imposible diseñar basado en los detalles. Necesita elaborar el concepto de lo que existe, y luego encontrar otro concepto para moverse hacia adelante. El concepto provee la primera plataforma de pensamiento y establece la dirección y el propósito.
Una vez que llegamos allí, hemos hallado un escenario alternativo y podemos transformar el concepto en ideas detalladas y concretas.
El propósito del concepto es ser vago y general, es algo difuso. Asi es como funciona.
Regla 8: Necesitamos descomponer las cosas en unidades más pequeñas.
La organización de una unidad pequeña es más simple que la de una unidad grande.
Las unidades pequeñas están autoorganizadas en función de servir a propósitos más grandes.
Esto significa que existen procesos de descentralización y delegación.
Para comprender algo, se necesita fraccionarlo en unidades más pequeñas, a través del análisis. Los sistemas complejos trabajan mejor cuando tienen subsistemas, cada uno de los cuales tiene una organización que en sí misma es simple, y se integran al todo (tal como sucede con las células en el cuerpo humano).
Regla 9: Tenemos que prepararnos para ofrecer otros valores a cambio de la sencillez.
Un sistema que pretende ser completamente integrador, puede resultar muy complejo.
Tenemos que hacer un trueque: totalidad a cambio de sencillez.
Y luego diseñar un sistema paralelo que trate los casos excepcionales.
Si en el estado actual los errores son inaceptables, puede necesitar hacer un trueque entre el valor perfección y el valor sencillez práctica.
La simplicidad es un valor en sí misma y tenemos que resignar otros valores para obtenerla. Esta especie de trueque requiere un sentido claro de los valores y las prioridades. Generalmente no es posible tenerlo todo, por eso deberemos elegir entre diferentes valores.
Es importante que seamos concientes de las elecciones que estamos realizando.
Regla 10: Debemos poner en claro en beneficio de quién estamos diseñando la simplicidad.
¿Estamos diseñando para los usuarios o clientes de un sistema, o para los operadores o propietarios? ¿Es la simplicidad buscada aplicable a la fabricación o al mantenimiento? ¿Buscamos la facilidad de operaciones o el ahorro de costos?
Un cambio en la complejidad puede significar que un sistema se vuelve mucho más fácil para el cliente pero mucho más complicado para el operador. Frecuentemente sucede lo contrario. ¿Quién se beneficíará de la simplificación? Si se benefician "todos", ¿quién se beneficia en realidad?
miércoles, 24 de enero de 2007
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