Ya que estamos recordando ejemplos de heroísmo en la resistencia civil, vale la pena echar un párrafo sobre Raoul Wallenberg
Raoul Wallenberg pertenece a una de las familias industriales más poderosas de Suecia, y viendo lo que estaba por suceder en Hungría -adonde Eichmann estaba a punto de ejecutar la "Solución Final"-, se hizo designar agregado cultural en la embajada de su país en Budapest.
Repartía entre los perseguidos por el nazismo "pasaportes" suecos que él mismo fabricaba. Testigos presenciales reportan que en una ocasión, se trepó a un tren que transportaba judíos a los campos de concentración y, caminando por sobre el techo de los vagones, arrojó sus "pasaportes" adentro. Luego obligó a los oficiales nazis a detener el tren, diciendo que había "ciudadanos suecos" a bordo.
Una estatua de homenaje a Raoul Wallenberg, el diplomático sueco que salvó a miles de judíos de los nazis en Hungría al final de la Segunda Guerra Mundial, fue descubierto en la embajada de Suecia, Tacuarí 147,Buenos Aires en el año 2000.
El homenaje fue organizado por la Casa Argentina en Jerusalén. Por esa entidad habló José Ignacio García Hamilton, que destacó la acción de Wallenberg en la zona en la que operaba Adolf Eichmann. Y recordó que desapareció cuando entraron las tropas rusas en Budapest, en 1945.
El periodista Nicholas Tozer dijo que Wallenberg no era judío, sino protestante; no era húngaro, sino sueco, y de la aristocracia, pero salvó a mucha gente común. Era un arquitecto y empresario que no tenía por qué estar en Hungría y allí salvó miles de vidas arriesgando la suya.
Recordó otros casos de diplomáticos que salvaron a perseguidos por los nazis, como un cónsul portugués en Francia y otro turco en la isla de Rodas. En 1982, Estados Unidos declaró a Wallenberg ciudadano honorario post mórtem, una distinción que antes sólo había entregado al británico Winston Churchill.
El presidente de la Casa, Natalio Weingrower, afirmó que "una sola persona decidida a hacer el bien puede hacer la diferencia, aun en las condiciones más adversas".
El embajador de Suecia, Peter Landelius, subrayó que Wallenberg hacía lo que le dictaba su conciencia, sin medir las consecuencias, con acción y pasión. Recordarlo, dijo, es dar un mensaje a las nuevas generaciones.
Estuvo presente Lászlo Ladányi, que, con su padre, se salvó gracias a un salvoconducto que les proporcionó Wallenberg. En el acto, Ladányi mostró ese documento.
En el link http://www.raoulwallenberg.net también se puede visitar una reseña sobre los que trabajaron con Wallenberg para salvar (se calcula) 100 000 personas que estaban condenadas a la muerte por Holocausto en Hungría. Entre ellos Angelo Roncalli, que con posterioridad fue el papa Juan XXIII. Los artículos son muy jugosos, y también recorren partes de la vida de Evita y el rol de otros diplomáticos.
miércoles, 24 de enero de 2007
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